Músico por las calles de la Habana

50 años de música en Cuba

Medio siglo de música en Cuba es una rica historia que hay que contar; sobre todo si se trata del país de más ritmos en el planeta, la meca de los tumbaos, montunos, mambos, estribillos y la sabrosura tropical.

Alejo Carpentier hablaba de dos músicas hegemónicas en el mundo: El Jazz con su riqueza armónica, fruto africano y de muchas culturas europeas y caribeñas. Y la música cubana con su abundancia de variables tímbricas y sonoras; fruto de cinco siglos de encuentros, síntesis y fecundaciones entre fabulosas culturas: Europa (en especial España), África, China y América. En todos estos años se han creado muchos ritmos, modos y estilos. Los bailes y nuevos pasillos aparecen todos los días, los ritmos no se crean ta menudo en el mundo, uno sólo puede revolucionar al planeta entero: por ejemplo: el mambo, el cha cha chá, samba, el merengue, la habanera, la conga, la rumba, el son, el samba, el jazz ...

Pero en Cuba no sólo se crearon atractivos ritmos, también aparecieron como por arte de magia, cientos de músicos, cantantes y compositores. Las grandes músicas arrastran y producen artistas no menos importantes. Remolino trae remolino, la música trae la música.

Cuando llega la Revolución el 1 de enero de 1959, comenzaba la moda de la Pachanga, un cañonazo a caballo entre dos épocas. Gabriel García Márquez redacta que “Cuba era una gran pachanga”. Todo empieza a cambiar; se crea la Orquesta Sinfónica Nacional, Juan Almeida graba “La Lupe”, Benny Moré participa en “Cuba canta y baila”, se escuchan Tejedor, La Lupe en la Red, Los Hermanos Bermúdez, se unen nuevamente Cuní y Chapottín, aparece Freddy, Frank Domínguez, Rolando Laserie con Ernesto Duarte, Luis Donald, Barroso “Tiene sabor” con la sensación, la Aragón en Radio Progreso, Melodías del 40, Neno González, Chapottín y sus Estrellas, Fernando Álvarez, Celeste Mendoza, Vilma Valle Gina León en el capri, Sarita Montiel quiere volver a Cuba, La Sonora Matancera. Calientan los motores Ñico Membiela, Orlando Contreras y Blanca Rosa Gil. Triunfa en Perú, Lucho Gatica en el Hit Parade internacional, llega la película “La vuelta al mundo en 80 días, intervienen la disquera Panart, tiempo después sería la EGREM.

Cuando aparecen Los Beatles en el panorama mundial, en Santiago de Cuba ¡no os asombreis de nada!, Enrique Bonne (rey del ritmo pilón), en la euforia de las fiestas de la Revolución, en 1961, concibe armar un ejército de tambores, compuesto por unos 50 instrumentistas, introduciendo en los espectáculos la conga santiaguera, presentándose en La Habana, en los carnavales y en el teatro Chaplin –ahora Carlos Marx-; posteriormente lo hace en el cabaret Tropicana.

Por La Habana otro gran loco, Pedro Izquierdo (Pello el Afrokán), en 1963 inventa el ritmo Mozambique, una explosión de popularidad un poco controvertida que influiría, desde el punto de vista percutivo, en las agrupaciones futuras, en lo que después llamaríamos timba. En ese mismo año, en plena Beetlemanía, fallece el Rey Benny Moré, símbolo de la música cubana. El cantante de la Aragón, Pepe Olmo, declara que terminó una era musical, “después comenzó otra cosa”.

Esta década de 1960 está signada por el Teatro Musical de La Habana (Alfonso Arau, Leo Brouwer, Chucho Valdés, Tony Taño, Bobby Carcassés). Los cuartetos vocales tienen un buen momento con Las D´Aida (1952), Los Bucaneros (1960), Meme Solís (1960), Los Zafiros (1962) y una cohorte de agrupaciones vocales que llegan a las tres decenas.

Las circunstancias hacen que Juan Formell se una a la orquesta de Revé, crean una mezcla arrebatada llamada “Changuí-Shake”, verdadero estallido de popularidad. “Eso no había Dios que lo explicara”, expresó jocosamente Formell a la revista Cuba Internacional. Juanito hace tienda aparte, se lleva a buena cantidad de la tropa de Revé, se forma la gorda y se crean Los Van Van, con el apoyo de Julio Bidopia, Director de Música del CNC –en plenos preparativos de la “Zafra del 70” diciembre de 1969, Los Van Van con el ritmo “Songo”, lanzan una nueva música donde se renueva todo, lo cubano soneado y yoruba se bate con el pop español (yeyé/ go-go). Sigue la avalancha del rock de los seguidores de Los Beatles y el Pop.

En los dominios del jazz latinizado continúan las descargas con el Club Cubano de Jazz, los pequeños club habaneros: Felipe Dulzaides, Peruchín, Leonardo Acosta, Armandito Zequeira, Walfredo Reyes, el gurú Armando Romeu, el mismo que organiza la Orquesta Cubana de Música Moderna en 1967 con un Todos Estrellas de la música. El feeling tiene un nuevo aire en el Pico Blanco y el Gato Tuerto, inventado por Felito Ayón, el Sherezada, en algunos de estos recintos cantaban Portillo de la Luz, José A. Méndez, Elena, Omara, Pacho Alonso y demás acólitos.

La llamada Nueva Trova, heredera de la Nueva Canción -iniciada por Carlos Puebla- se gesta con Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y muchos seguidores, se integran con Leo Brouwer al Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC. La pléyade de trovadores sitúan la canción comprometida, intelectual en la cúspide. Por su parte, Leo Brouwer se proyecta como el máximo compositor de guitarra contemporánea y comienza a popularizar el concierto con temas de Los Beatles y presentaciones unido a Los Irakere en el teatro Carlos Marx.

Antes de finalizar la década de 1960, justo en 1967 se organiza el Festival de la Canción Popular de Varadero. En 1970, en un momento de veleidades musicales llega a Cuba una oleada de artistas de medio mundo: grupos del pop español: Los Mustang, Los Ángeles, Los Bravos (tuvieron un accidente) y Julio Iglesias que no pudo venir, pero mostró admiración por nuestro pueblo. Eva Pilarova, Karel Goth de Checoslovaquia, Eva Mazicova de la URSS, Massiel de España, Silvana di Lorenzo, Rita Pavone, Sergio Endrigo de Italia. Rosalía, Massiel/ Raymon/ Luis Llach/ Luis Gardey (España)/ Karel Goth/ Jerry Williams (Hollanda)/Erika Leichter (Austria)/ Lily Castells (Bélgica)/ Orquesta Balkantón (Bulgaria)/ Yordanka Jrístova/ Biser Kirof/ (Bulgaria)/ Angel Parra (Chile)/ Catherine Ribeiro (Francia)/ Francois Degueit (Francia)/ Jennie Marden (Inglaterra) Los Dick (Italia)/ Takahiro Kawada (Japón)/Oscar Chávez (México)/ Edita Pieja (URSS).

Lo más resonante de las agrupaciones, en la década de 1970 fue la creación, en abril de 1973 de la orquesta Irakere de Chucho Valdés, que redime el latin jazz (cubano). Chucho funde lo afrocubano con sus tambores batá, el jazz, lo electrónico de su tiempo y el empuje de la conga y la rumba. La Orquesta Cubana de Música Moderna y Los Irakere llegaron a ser verdaderos conservatorios de música moderna.

En esa etapa florecen Los Dada, Los Barba, Almas vertiginosas grupos rockeros juveniles. Muchos de ellos animan las fiestas de quince (ten ages) de Cuba. Por la vía bailable: Los Reyes 73 con el Lele rumbeando, Los Latinos con Ricardito “Te digo ahorita”, La Monumental (El mechón, El majá), Rumbavana, La Ritmo Oriental (Ritmo Azúcar). Hasta que en 1978 aparece Adalberto Álvarez con el conjunto Son 14, una renovación del son orientado hacia la salsa latina, con más velocidad y nuevos arreglos armónicos. Comenzaba una nueva era del son cubano moderno.

El preludio del Boom de la salsa cubana se inicia en 1980 con la renovación del Charangón de Revé y la alianza del pianista Juan Carlos Alfonso, con nuevas orquestaciones y creaciones, producen la explosión del Charangón (1984-1988), en 1988 Juan Carlos Alfonso decide fundar el grupo Dan Den con mayor modernidad juvenil. La Charanga Habanera (con violines) viajan a Montecarlos. El loco sublime José Luis Cortés forma NG La Banda, comienza la leyenda. “La bomba atómica” de la timba caliente –invento cubano y nada más-.

Para noviembre de 1989 (fecha trascendental en el mundo) realizan la “Gira por los Barrios Habaneros”, imponen un nuevo concepto, sonido, timbre y estilo, el Boom de la salsa y la timba cubana que causó más revuelo que la llegada de la luz eléctrica a la capital cien años atrás. Aparecen decenas de bandas: Paulo FG, Manolito Simonet, la remodelada Charanga Habanera, Bamboleo, Michel Maza, Yumurí, Bonne, Arnaldo, Colé Colé, El Clan y muchas orquestas femeninas. La lista es larga y muchos de ellos ya han desaparecido. A diferencia de la década de 1980, en la que solamente brillaban Adalberto y su Son, Los Van Van con su Buey cansao, y Los Irakere que ya había perdido dos de sus máximas estrellas. En la década de 1990 la explosión de agrupaciones es inédita. Cada día aparece una nueva banda y cientos de músicos salidos de la alta escuela y de la tradición oral, que en Cuba no muere, en las rumbas y congas de carnavales.

En los confines del milenio, mágicamente renace la vieja trova y el son con la orquesta Afro Cuban All Stars, y el disco Buena Vista Social Club, un fenómeno de popularidad con el líder Compay Segundo, a la vanguardia, lo sigue Ibrahím Ferrer, Eliades Ochoa y muchas estrellas instrumentales. Una música rústica, verdadera, sin el “buen gusto”, ni la estética decadente del italiano Gabriel D´Anuncio. Esto era la música de las montañas cubanas, de los bateyes, de los barrios, de los talleres y el polvo de las calles. Todo con sabor a azúcar, tabaco y ron, a lo cubano, como dirían Los Orishas.
50 AÑOS DE MÚSICA en Cuba
POR RAFAEL LAM

Medio siglo de música en Cuba es una rica historia que hay que contar; sobre todo si se trata del país de más ritmos en el planeta, la meca de los tumbaos, montunos, mambos, estribillos y la sabrosura tropical.

Alejo Carpentier hablaba de dos músicas hegemónicas en el mundo: El Jazz con su riqueza armónica, fruto africano y de muchas culturas europeas y caribeñas. Y la música cubana con su abundancia de variables tímbricas y sonoras; fruto de cinco siglos de encuentros, síntesis y fecundaciones entre fabulosas culturas: Europa (en especial España), África, China y América. En todos estos años se han creado muchos ritmos, modos y estilos. Los bailes y nuevos pasillos aparecen todos los días, los ritmos no se crean ta menudo en el mundo, uno sólo puede revolucionar al planeta entero: por ejemplo: el mambo, el cha cha chá, samba, el merengue, la habanera, la conga, la rumba, el son, el samba, el jazz ...

Pero en Cuba no sólo se crearon atractivos ritmos, también aparecieron como por arte de magia, cientos de músicos, cantantes y compositores. Las grandes músicas arrastran y producen artistas no menos importantes. Remolino trae remolino, la música trae la música.

Cuando llega la Revolución el 1 de enero de 1959, comenzaba la moda de la Pachanga, un cañonazo a caballo entre dos épocas. Gabriel García Márquez redacta que “Cuba era una gran pachanga”. Todo empieza a cambiar; se crea la Orquesta Sinfónica Nacional, Juan Almeida graba “La Lupe”, Benny Moré participa en “Cuba canta y baila”, se escuchan Tejedor, La Lupe en la Red, Los Hermanos Bermúdez, se unen nuevamente Cuní y Chapottín, aparece Freddy, Frank Domínguez, Rolando Laserie con Ernesto Duarte, Luis Donald, Barroso “Tiene sabor” con la sensación, la Aragón en Radio Progreso, Melodías del 40, Neno González, Chapottín y sus Estrellas, Fernando Álvarez, Celeste Mendoza, Vilma Valle Gina León en el capri, Sarita Montiel quiere volver a Cuba, La Sonora Matancera. Calientan los motores Ñico Membiela, Orlando Contreras y Blanca Rosa Gil. Triunfa en Perú, Lucho Gatica en el Hit Parade internacional, llega la película “La vuelta al mundo en 80 días, intervienen la disquera Panart, tiempo después sería la EGREM.

Cuando aparecen Los Beatles en el panorama mundial, en Santiago de Cuba ¡no os asombreis de nada!, Enrique Bonne (rey del ritmo pilón), en la euforia de las fiestas de la Revolución, en 1961, concibe armar un ejército de tambores, compuesto por unos 50 instrumentistas, introduciendo en los espectáculos la conga santiaguera, presentándose en La Habana, en los carnavales y en el teatro Chaplin –ahora Carlos Marx-; posteriormente lo hace en el cabaret Tropicana.

Por La Habana otro gran loco, Pedro Izquierdo (Pello el Afrokán), en 1963 inventa el ritmo Mozambique, una explosión de popularidad un poco controvertida que influiría, desde el punto de vista percutivo, en las agrupaciones futuras, en lo que después llamaríamos timba. En ese mismo año, en plena Beetlemanía, fallece el Rey Benny Moré, símbolo de la música cubana. El cantante de la Aragón, Pepe Olmo, declara que terminó una era musical, “después comenzó otra cosa”.

Esta década de 1960 está signada por el Teatro Musical de La Habana (Alfonso Arau, Leo Brouwer, Chucho Valdés, Tony Taño, Bobby Carcassés). Los cuartetos vocales tienen un buen momento con Las D´Aida (1952), Los Bucaneros (1960), Meme Solís (1960), Los Zafiros (1962) y una cohorte de agrupaciones vocales que llegan a las tres decenas.

Las circunstancias hacen que Juan Formell se una a la orquesta de Revé, crean una mezcla arrebatada llamada “Changuí-Shake”, verdadero estallido de popularidad. “Eso no había Dios que lo explicara”, expresó jocosamente Formell a la revista Cuba Internacional. Juanito hace tienda aparte, se lleva a buena cantidad de la tropa de Revé, se forma la gorda y se crean Los Van Van, con el apoyo de Julio Bidopia, Director de Música del CNC –en plenos preparativos de la “Zafra del 70” diciembre de 1969, Los Van Van con el ritmo “Songo”, lanzan una nueva música donde se renueva todo, lo cubano soneado y yoruba se bate con el pop español (yeyé/ go-go). Sigue la avalancha del rock de los seguidores de Los Beatles y el Pop.

En los dominios del jazz latinizado continúan las descargas con el Club Cubano de Jazz, los pequeños club habaneros: Felipe Dulzaides, Peruchín, Leonardo Acosta, Armandito Zequeira, Walfredo Reyes, el gurú Armando Romeu, el mismo que organiza la Orquesta Cubana de Música Moderna en 1967 con un Todos Estrellas de la música. El feeling tiene un nuevo aire en el Pico Blanco y el Gato Tuerto, inventado por Felito Ayón, el Sherezada, en algunos de estos recintos cantaban Portillo de la Luz, José A. Méndez, Elena, Omara, Pacho Alonso y demás acólitos.

La llamada Nueva Trova, heredera de la Nueva Canción -iniciada por Carlos Puebla- se gesta con Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y muchos seguidores, se integran con Leo Brouwer al Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC. La pléyade de trovadores sitúan la canción comprometida, intelectual en la cúspide. Por su parte, Leo Brouwer se proyecta como el máximo compositor de guitarra contemporánea y comienza a popularizar el concierto con temas de Los Beatles y presentaciones unido a Los Irakere en el teatro Carlos Marx.

Antes de finalizar la década de 1960, justo en 1967 se organiza el Festival de la Canción Popular de Varadero. En 1970, en un momento de veleidades musicales llega a Cuba una oleada de artistas de medio mundo: grupos del pop español: Los Mustang, Los Ángeles, Los Bravos (tuvieron un accidente) y Julio Iglesias que no pudo venir, pero mostró admiración por nuestro pueblo. Eva Pilarova, Karel Goth de Checoslovaquia, Eva Mazicova de la URSS, Massiel de España, Silvana di Lorenzo, Rita Pavone, Sergio Endrigo de Italia. Rosalía, Massiel/ Raymon/ Luis Llach/ Luis Gardey (España)/ Karel Goth/ Jerry Williams (Hollanda)/Erika Leichter (Austria)/ Lily Castells (Bélgica)/ Orquesta Balkantón (Bulgaria)/ Yordanka Jrístova/ Biser Kirof/ (Bulgaria)/ Angel Parra (Chile)/ Catherine Ribeiro (Francia)/ Francois Degueit (Francia)/ Jennie Marden (Inglaterra) Los Dick (Italia)/ Takahiro Kawada (Japón)/Oscar Chávez (México)/ Edita Pieja (URSS).

Lo más resonante de las agrupaciones, en la década de 1970 fue la creación, en abril de 1973 de la orquesta Irakere de Chucho Valdés, que redime el latin jazz (cubano). Chucho funde lo afrocubano con sus tambores batá, el jazz, lo electrónico de su tiempo y el empuje de la conga y la rumba. La Orquesta Cubana de Música Moderna y Los Irakere llegaron a ser verdaderos conservatorios de música moderna.

En esa etapa florecen Los Dada, Los Barba, Almas vertiginosas grupos rockeros juveniles. Muchos de ellos animan las fiestas de quince (ten ages) de Cuba. Por la vía bailable: Los Reyes 73 con el Lele rumbeando, Los Latinos con Ricardito “Te digo ahorita”, La Monumental (El mechón, El majá), Rumbavana, La Ritmo Oriental (Ritmo Azúcar). Hasta que en 1978 aparece Adalberto Álvarez con el conjunto Son 14, una renovación del son orientado hacia la salsa latina, con más velocidad y nuevos arreglos armónicos. Comenzaba una nueva era del son cubano moderno.

El preludio del Boom de la salsa cubana se inicia en 1980 con la renovación del Charangón de Revé y la alianza del pianista Juan Carlos Alfonso, con nuevas orquestaciones y creaciones, producen la explosión del Charangón (1984-1988), en 1988 Juan Carlos Alfonso decide fundar el grupo Dan Den con mayor modernidad juvenil. La Charanga Habanera (con violines) viajan a Montecarlos. El loco sublime José Luis Cortés forma NG La Banda, comienza la leyenda. “La bomba atómica” de la timba caliente –invento cubano y nada más-.

Para noviembre de 1989 (fecha trascendental en el mundo) realizan la “Gira por los Barrios Habaneros”, imponen un nuevo concepto, sonido, timbre y estilo, el Boom de la salsa y la timba cubana que causó más revuelo que la llegada de la luz eléctrica a la capital cien años atrás. Aparecen decenas de bandas: Paulo FG, Manolito Simonet, la remodelada Charanga Habanera, Bamboleo, Michel Maza, Yumurí, Bonne, Arnaldo, Colé Colé, El Clan y muchas orquestas femeninas. La lista es larga y muchos de ellos ya han desaparecido. A diferencia de la década de 1980, en la que solamente brillaban Adalberto y su Son, Los Van Van con su Buey cansao, y Los Irakere que ya había perdido dos de sus máximas estrellas. En la década de 1990 la explosión de agrupaciones es inédita. Cada día aparece una nueva banda y cientos de músicos salidos de la alta escuela y de la tradición oral, que en Cuba no muere, en las rumbas y congas de carnavales.

En los confines del milenio, mágicamente renace la vieja trova y el son con la orquesta Afro Cuban All Stars, y el disco Buena Vista Social Club, un fenómeno de popularidad con el líder Compay Segundo, a la vanguardia, lo sigue Ibrahím Ferrer, Eliades Ochoa y muchas estrellas instrumentales. Una música rústica, verdadera, sin el “buen gusto”, ni la estética decadente del italiano Gabriel D´Anuncio. Esto era la música de las montañas cubanas, de los bateyes, de los barrios, de los talleres y el polvo de las calles. Todo con sabor a azúcar, tabaco y ron, a lo cubano, como dirían Los Orishas.

La juventud va inventando una nueva música que llaman interactiva o alternativa, con Robertico Carcassés al frente. El despegue del grupo Habana Abierta con Kelvis Ochoa a la cabeza, fundiendo la trova con la salsa-timbeada, y los temas más modernos. En el campo del rap aparecen grupos de impacto como los propios Orishas que ya son clásicos en Europa y no deja de crearse un reguetón al estilo nacional.

En los nuevos tiempos se habla de una música de fusión, parecido a la década de 1960. Portillo de la Luz dice que se trata de una música sin fisonomía propia. Las culturas tienen que asentarse. En la historia del arte hay zic zac, algunos para bien y otros como experimentos locos que, al decir de Silvio Rodríguez, tienen su “desague”. El tiempo lo sitúa todo en su lugar, solamente esperar.
En estos 50 años se han creado festivales musicales de habaneras, danzón, bolero, son y el Festival de Varadero. Falta un Festival Mundial de la salsa, en la meca de los ritmos de América.

La música cubana se sigue fecundando constantemente, se enriquece manteniéndose rica, viva y universal. Cuenta con el máximo yacimiento de variables tímbricas. Esto nos mantiene en la cima mundial de la cultura. Se trata de una música de fundamento y de fundación “de buen tiempo”, como decían los griegos de la antigüedad.

La juventud va inventando una nueva música que llaman interactiva o alternativa, con Robertico Carcassés al frente. El despegue del grupo Habana Abierta con Kelvis Ochoa a la cabeza, fundiendo la trova con la salsa-timbeada, y los temas más modernos. En el campo del rap aparecen grupos de impacto como los propios Orishas que ya son clásicos en Europa y no deja de crearse un reguetón al estilo nacional.

En los nuevos tiempos se habla de una música de fusión, parecido a la década de 1960. Portillo de la Luz dice que se trata de una música sin fisonomía propia. Las culturas tienen que asentarse. En la historia del arte hay zic zac, algunos para bien y otros como experimentos locos que, al decir de Silvio Rodríguez, tienen su “desague”. El tiempo lo sitúa todo en su lugar, solamente esperar.
En estos 50 años se han creado festivales musicales de habaneras, danzón, bolero, son y el Festival de Varadero. Falta un Festival Mundial de la salsa, en la meca de los ritmos de América.

La música cubana se sigue fecundando constantemente, se enriquece manteniéndose rica, viva y universal. Cuenta con el máximo yacimiento de variables tímbricas. Esto nos mantiene en la cima mundial de la cultura. Se trata de una música de fundamento y de fundación “de buen tiempo”, como decían los griegos de la antigüedad.


50 Jahre Musik in Kuba


Ein halbes Jahrhundert Musik in Kuba ist eine reichhaltige Geschichte die man erzählen muss; vor allem wenn es um das Land der meisten Rhythmen auf diesem Planeten geht, dem Mekka der Tumbaos, Montunos, Mambos, Refrains und des tropischen Flairs.

Alejo Carpentier sprach von zwei vorherrschenden Musikrichtungen der Welt: dem Jazz mit seinem Schatz an Harmonien, Produkt Afrikas und vieler Kulturen Europas und der Karibik und dem kubanischen Son mit seinem Überfluss an verschiedenen Klängen und Stimmungen; Ergebnis aus fünf Jahrhunderten der Begegnungen, der Synthese und Vermehrung zwischen fabelhaften Kulturen: Europa ( besonders Spanien ), Afrika, China und Amerika. In all diesen Jahren haben sich viele Rhythmen, Modi und Stile gebildet. Tänze und neue Schritte erscheinen Tag für Tag, Rhythmen werden auf der Welt nicht so oft erfunden, ein einzelner kann den ganzen Planeten revolutionieren, zum Beispiel: der Mambo, der Cha Cha Chá, der Samba, der Merengue, die Habanera, die Conga, die Rumba, der Son ...

Doch in Kuba wurden nicht nur attraktive Rhythmen erschaffen sondern, wie von Zauberhand, erschienen auch Hunderte von Musikern, Sängern und Komponisten . Die großen Musiker ziehen voran und produzieren Künstler von nicht minderer Bedeutung.
Wirbel bringt Sog und Musik bringt Musik.

Mit der Revolution am 01. Januar 1959 begann die Mode der Pachanga, ein Knaller zwischen zwei Epochen. Gabriel Garcia Marquez schrieb: „Kuba ist eine einzige große Pachanga“. Alles beginnt sich zu verändern, es bildet sich das Orchester Sinfonica Nacional, Juan Almeda nimmt „la Lupe“ auf, Benny Moré nimmt teil an „Cuba canta y baila“ ( Kuba singt und tanzt, legendäres Radioprogramm der frühen 60er, Anmerk. d. Übs. ), man hört Tejedor, la Lupe, los Hermanos Bermudez über den Äther, Miguelito Cuní und Felix Chappottin vereinen sich wieder, es erscheinen Freddy, Frank Dominguez, Rolando Laserie mit Ernesto Duarte, Luis Donald, Barroso „Tiene Sabor“ mit dem Orquesta la Sensacion, Orquesta Aragon im Radio Progreso, Orquesta Melodias del 40, Neno Gonzalez, Chapottin y sus Estrellas, Fernando Alvarez, Celeste Mendoza, Vilma Valle Gina Leon im Capri ( Cabaret in Havanna, Anmerk. d. Übs. ), Sarita Montiel will zurückkehren nach Kuba, die Sonora Matancera. Ñico Membiela, Orlando Contreras und Blanca Rosa Gil heizen die Stimmung an. Lucho Gatica triumphiert in der Internationalen Hitparade Perus, der Film „in 80 Tagen um die Welt“ kommt in die Kinos, es entsteht die Plattenfirma Panart aus der später EGREM wird.

Als die Beatles auf die Bildfläche der Welt treten ersinnt in Santiago de Cuba in der Euphorie der Revolutionsfeiern – wundert Euch über nichts – Enrique Bonne ein Heer von Trommeln, zusammengestellt aus etwa 50 Spielern, welche in ihre Aufführungen die Conga Santiaguera aufnimmt, sie geben Vorstellungen in Havanna beim Karneval und im Chaplin Theater – heute Karl Marx Theater – und später im Cabaret Tropicana.

Ein anderer großer „Irrer“ in Havanna, Pedro Izquierdo ( Pello el Afrokán ) erfindet 1963 den Mozambique, der eine Explosion an etwas widersprüchlicher Popularität auslöst und in Sachen Perkussion Einfluss nimmt auf zukünftige Gruppen und das was man einmal Timba nennen wird. Im gleichen Jahr, in voller Beatlemania, stirbt der King Benny Moré, Symbol der kubanischen Musik. Der Sänger des Orquesta Aragon, Pepe Olmo, erklärt dass eine Ära der Musik zu Ende ging, „danach begann etwas Anderes“.

Dieses Jahrzehnt der Sechziger ist gekennzeichnet durch das Musiktheater von Havanna ( Alfonso Arau, Leo Brouwer, Chucho Valdes, Tony Taño, Bobby Carcasses ). Die Vokal Quartette erleben ihre große Zeit mit los D’Aida ( 1952 ), los Bucaneros ( 1960 ), Meme Solis ( 1960 ), los Zafiros ( 1962 ) und einer ganzen Kohorte von Gruppen deren Zahl an die Dreißig geht.
Die Umstände ergeben dass Juan Formell zum Orquesta Revé kommt, sie kreieren eine hinreissende Mischung genannt „Changui-Shake“, ein wahrer Knaller an Beliebtheit. „Das kann nicht einmal Gott erklären“, sagt Formell verschmitzt bei einem Interview der Zeitschrift Cuba Internacional. Juanito macht sein eigenes Ding, mit sich nimmt er einen guten Teil der Besetzung von Revé, die Sache nimmt Gestalt an und es entstehen los Van Van mit der Unterstützung von Julio Bidopia, musikalischer Leiter des CNC – mitten in den Vorbereitungen zur Großen Zafra von 1970 ( Zuckerrohrernte die den Rekord von 10 Mio. Tonnen erreichen sollte, Anmerk. d. Übs. ) im Dezember 1969 – und bringen mit „songo“ eine neue Musik auf den Markt die alles erneuert, der kubanische Klang und Yoruba mischen sich mit spanischem Pop ( yeyé / go go ). Es folgt die Lawine der Rockmusik der Anhänger der Beatles und des Pop.

Im Bereich des Latin Jazz werden die Descargas ( Jam Sessions ) mit dem Club Cubano de Jazz fortgeführt in den kleinen Clubs von Havanna: Felipe Dulzaides, Peruchin, Leonardo Acosta, Armandito Zequeira, Walfredo de los Reyes, dem Guru Armando Romeu, dem selben der 1967 das Orquesta Moderna de Musica Cubana mit einem Staraufgebot an Musikern gründet.

Der Feeling erlebt neue Strömungen in den Clubs el Pico Blanco und el Gato Tuerto, gegründet von Felito Ayón, im Sherezada, in einigen dieser Refugien sangen Portillo de la Luz, José A. Mendez, Elena ( Burke ), Omara ( Portuondo ), Pacho Alonso und deren Nachahmer. Die sogenannte Nueva Trova, Nachkomme der Nueva Cancion – eingeführt von Carlos Puebla – brilliert mit Silvio Rodriguez, Pablo Milanés und viele Anhänger integrieren sich mit Leo Brouwer zur Grupo de Experimentacion Sonora del ICAIC. Die Stars der Trovadores positionieren die engagierte und intellektuelle Cancion an die Spitze. Leo Brouwer seinerseits erweist sich als der größte Komponist der zeitgenössischen Gitarrenmusik und beginnt Konzerte mit Stücken der Beatles und gemeinsamen Auftritten mit Irakere im Karl Marx Theater populär zu machen.

Gegen Ende der sechziger Jahre, genauer gesagt 1967, findet das Festival de la Cancion Popular in Varadero statt. 1970 zu einer Zeit der musikalischen Launenhaftigkeit kommt eine Welle an Künstlern aus der halben Welt nach Kuba: Popgruppen aus Spanien: los Mustang, los Angeles, los Bravos ( die einen Unfall hatten ) und Julio Iglesias der nicht kommen konnte aber große Bewunderung für unser Volk äußerte. Eva Pilarova, Karel Gott aus der Tschechoslovakei, Eva Mazicova aus der UDSSR, Silvana di Lorenzo, Rita Pavone, Sergio Endrigo aus Italien. Massiel, Raymon, Luis Llach, Luis Gardey – Spanien, Karel Gott, Jerry Williams – Holland, Erika Leichter – Österreich, Lily Castells – Belgien, Orquesta Balkantón, Yordanka Jristova, Biser Kirof – Bulgarien, Angel Parra – Chile, Catherine Ribeiro, Francois Degueit – Frankreich, Jennie Marden – England, los Dick – Italien, Takahiro Kawada – Japan, Oscar Chavez – Mexiko, Edita Pieja – UDSSR.

Das nachhaltigste Ereignis im Bereich Musikgruppen der Siebziger war die Gründung von Irakere durch Chucho Valdes 1973, die den kubanischen Latin Jazz erneuerte.. Chucho vereinte Afrokubanisches mit seinen Batá Trommeln, den Jazz, die elektronische Musik jener Zeit und die Schubkraft der Conga und der Rumba. Das Orquesta Cubana de Musica Moderna und Irakere wurden zu wahren Institutionen der modernen Musik.
Jene Etappe war die Blütezeit von los Dada, los Barba, Almas, atemberaubende junge Rockgruppen. Viele von ihnen untermalten die Feste der „Quinceañeras“ ( Debütantinnen ) in Kuba. Was die Tanzszene angeht: los Reyes 73 mit el Lele im Rumbafieber, los Latinos mit Ricardito „Te digo ahorita“, la Monumental ( el mechón, el majá ), Rumbavana, la Ritmo Oriental ( ritmo azucar ). Bis 1978 Adalberto Alvarez mit dem Conjunto Son 14 auftaucht, eine Erneuerung des Son in Richtung latin Salsa orientiert, mit höherem Tempo und euen harmonischen Arrangements. Es begann eine neue Ära des modernen Son Cubano.

Ein Vorgeschmack des Booms der Salsa Cubana zeichnet sich ab mit der Erneuerung der Charanga von Elio Revé 1980 und ihrer Allianz mit dem Pianisten Juan Carlos Alfonso, neue Orchestrierung und Kreationen lösen die Explosion des Charangón aus ( 1984 – 1988 ), bis 1988 Juan Carlos Alfonso sich entschliesst die Gruppe Dan Den zu gründen mit mehr jugendlicher Modernität. Die Charanga Habanera ( mit Geigen ) reist nach Montecarlo.

Der begnadete Verrückte José Luis Cortés gründet NG la Banda, der Beginn einer Legende. „Die Atombombe“ der heissen Timba – eine rein kubanische Erfindung – Im November 1989, Datum von transzendentaler Bedeutung für die Welt, realisieren sie ihre Tournee „por los Barrios Habaneros“, setzen Maßstäbe mit neuem Konzept, Sound, Klang und Stil, der Boom der kubanischen Salsa und Timba erregte mehr Aufsehen als die Einführung des elektrischen Lichts in der Hauptstadt einhundert Jahre zuvor. Es entstehen zig Bands: Paulo FG, Manolito Simonet, die umgestaltete Charanga Habanera, Bamboleo, Michel Maza, Yumuri, Bonne, Arnaldo, Colé Colé, el Clan und viele weibliche Orchester. Ein Unterschied zu den Achtzigern in denen nur Adalberto Alvarez y su Son und los Van Van mit ihrem „buey cansao“ brillierten und Irakere bereits zwei seiner größten Stars verloren hatte. In den Neunzigern ist die Flut an Gruppen unzählbar. Tag für Tag erscheinen neue Bands und Hunderte von Musikern, von hoher Schule und aus der oralen Tradition, die in Kuba nicht ausstirbt in den Rumbas und Congas des Karnavals.

Um die Jahrtausendwende erleben die Vieja Trova und der Son mit dem Orchester der Afro Cuban All Stars und dem Album Buena Vista Social Club eine magische Wiedergeburt, ein Phänomen an Erfolg mit dem Leiter Compay Segundo, in der Avantgarde folgen ihm Ibrahim Ferrer, Eliades Ochoa und viele Stars an ihren Instrumenten. Eine bodenständige, aufrichtige Musik ohne den „feinen Geschmack“ oder der dekadenten Ästhetik eines Gabriel D’Anunzio.
Dies war die Musik der Berge Kubas, der Bauerngehöfte, der Armeleuteviertel, der Werkstätten und des Staubs der Strasse. Alles mit dem Geschmack nach Zucker, Rum und Zigarren, „a lo cubano“, wie die Orishas sagen.
Die Jugend ist dabei eine neue Musik zu entwerfen die sie interaktiv oder alternativ nennen, mit Robertico Carcasses in vorderster Front. Der erfolgreiche Start der Gruppe Habana Abierta mit Kelvis Ochoa an der Spitze, die Trova mit timbalastiger Salsa mixen und mit moderneren Stücken. Im Bereich des Rap entstehen Gruppen von ebenso großem Erfolg wie dem von Orishas die in Europa bereits Klassiker sind und es versiegt auch nicht der Regueton nationalen Stils.

In letzter Zeit spricht man von einer Musik der Fusion, ähnlich der in den Sechzigern. Portillo de la Luz sagt es handele sich um eine Musik ohne eigenes Profil. Die Kulturen müssen sich setzen. In der Geschichte der Kunst existiert ein Zickzackkurs, Einiges zum Guten und Anderes als verrückte Experimente die, um es mit Silvio Rodriguez zu sagen, eher für den „Gulli“ taugen. Die Zeit setzt alles auf seinen Platz, einfach abwarten.

In diesen fünfzig Jahren hat es Musikfestivals der Habaneras, des Danzón, des Bolero, des Son und das Festival in Varadero gegeben. Fehlt nur ein Weltfestival der Salsa im Mekka der Rhythmen von Amerika.

Die kubanische Musik befruchtet sich konstant selbst, bereichert sich, erhält sich lebendig, reich und universell. Sie beherbergt das größte Vorkommen an Klangvielfalt. Dies hält uns am Weltgipfel der Kulturen. Es handelt sich um eine Musik die „auf gutem Grund und Boden“ baut, wie die alten Griechen sagten.