A 30 años de "Metiendo mano"

En 2007 se conmemoran treinta años del lanzamiento del disco "Metiendo mano" de Willie Colón y Rubén Blades, una producción que cambió el curso de la salsa por su narrativa social.

Todavía recuerdo, como si hubiese sucedido ayer, que los cartuchos de ocho canales de "Metiendo mano" llegaron primero a los anaqueles de las tiendas antes de que las emisoras de radio divulgaran el sencillo "Pablo Pueblo".

Lo compré en la Joyería Danilú de Canóvanas, a $4.99. Miles de salseros se acercaron con reservas a la propuesta de Colón, quien tras su separación de Héctor Lavoe y luego de un proyecto especial con Mon Rivera, estrenaba en Blades el nuevo cantante de su orquesta.

Se conocieron entre 1969 y 1970, cuando Willie y Héctor visitaron los carnavales de Panamá. En 1975 colaboraron brevemente en "The Good, The Bad & The Ugly", lp en el que Blades cantó "El casanguero", inspirada en las experiencias de los presos de la Isla de Coiba que se dedicaban a espantar a la casanga, un ave rapiña que acaba con las plantaciones.

El Rubén que grabó "El casanguero" se parecía mucho a Cheo Feliciano, a quien -según ha admitido- admiraba e imitaba.

Lo grande de "Metiendo mano" es que Blades cantó a su estilo, como hizo en el disco "De Panamá a Nueva York" de Pete Rodríguez, su primer trabajo editado en Estados Unidos, tras colaboraciones en Panamá con los Salvajes del Ritmo y Bush y los Magníficos.

No hubo lugar a comparaciones con Lavoe. Eran dos estilos diferentes y dos esquinas distintas.

Blades aportó contenido a la salsa con "Pablo Pueblo", "Pueblo", "Fue varón" y "La maleta", obras originales de un repertorio redondeado hábilmente con "Según el color" de Félix Hernández, "Me recordarás" de Frank Domínguez, "Plantación adentro" de Tite Curet, "La mora" de Eliseo Grenet y "Lluvia de tu cielo" de Johnny Ortiz.

En "Metiendo mano"; aparte de la historia del obrero explotado en la factoría cuyos ingresos no alcanzan para suplir lo básico de su esposa e hijos; de las vivencias de los emigrantes hispanos en la Gran Manzana; del genocidio a palos de la raza indígena y de la sociología del barrio, los arreglos de Perico Ortiz, Louie Ramírez y Louie Cruz sofisticaron el sonido callejero que Willie impuso con "Te conozco", "Aguanile" y "Timbalero", entre otros éxitos. Rubén, que demostró que podía guapear como sonero con una nota diferente a la de Lavoe, aportó una voz fresca a la salsa y, sobre todo, un contenido muy inteligente que, valiéndose de la narrativa, reveló al mundo las vicisitudes, los sueños, quimeras y luchas de los hombres en los países latinos de gran concentración urbana. En dos días he escuchado el cd "Metiendo mano" como cinco veces. Me lo disfruto, como el primer día. Sin el impacto de "Pablo Pueblo" y "Plantación adentro", los discos "Siembra", "Maestra Vida" y "Canciones del Solar de los Aburridos" no hubiesen sido posibles. Sospecho, sin embargo, que no todos los lectores del blog "Salseando" han escuchado "Metiendo mano". ¿En cuántos números Willie interpreta solos de trombón? Lo sé, no es fácil.

En vez de conversar sobre sus solos, hablemos de los recuerdos que les evoca "Metiendo mano". A mi, el guaguancó "Pueblo" me remonta a la época de más efervescencia del cooperativismo en Puerto Rico. Y "Fue varón" la escuché hasta la saciedad cuando nació mi primer hijo varón.
¿Y a ustedes?

[Jaime Torres Torres (El Nuevo Día, P.R., Septiembre 25 de 2007)]




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