Benny Moré

Benny Moré, el más grande cantante de Cuba

Todos los países tienen sus artistas que simbolizan a un país, Argentina cuenta con Carlos Gardel, México con Agustín Lara, España con Lola Flores, Los Estados Unidos con Frank Sinatra y Elvis Presley, Francia con Maurice Chevalier, Edith Piaf y Charles Aznavour. Cuba tiene a Benny Moré, el más grande artista popular de todos los tiempos.

Santa Isabel de las Lajas 24 de agosto de 1919, Las Villas - La Habana 19 de febrero de 1963

Benny Moré es, al decir de Helio Orovio, unánimemente considerado uno de los más geniales artistas que ha producido nuestra músical popular. Es el Rey, el Bárbaro del Ritmo, el símbolo, la síntesis, la culminación de la música cubana.

Resume cinco siglos de música caribeña, nadie que lo vio quedó indiferente, lo llenaba y contagiaba todo con una música de atmósfera, de ambiente, de éxtasis y frenesí colectivo. Abarcó el más apasionante capítulo del arte músical caribeño. Fundió lo pasajero con lo eterno, lo popular con lo clásico; todo magnificado. No admite igual, solo puede ser comparado con el mismo. Con la más asombrosa sencillez, lleva al público un proceso sonoro tan complejo y ancestral, digno de estudiarse por las mejores academias músicales.

Benny sintetizó y simbolizó la trova tradicional, el guateque campesino, con sus controversias, la tradición folclórica, la serenata, la descarga, la bohemia, el bar, el café, la victrola, el teatro, el club, el cabaret, el espectáculo, el sabor de ambiente criollo, un verdadero espejo músical cubano.

Abarcó todas las facetas: el canto, la composición, los arreglos y la dirección de orquesta-a su manera-. Cantaba todos muchos de los ritmos cubanos. El sólo decía: "Elige tú, que canto yo" Para el musicólogo José Loyola Fernandez, Benny es una de las voces más ricas y extraordinarias del canto popular. "Poseía una tesitura o extensión de la escala, muy amplia -desde el punto de vista del canto-, pues ascendía a los sonidos más agudos -altos- de tenor. Y abarcaba algunas notas mas graves -bajas-, propias de un cantante barítono. Se caracterizaba por tener una intensidad sonora muy amplia en todos los registros o segmentos en que se divide la escala de un cantante (grave, medio y agudo). Esto le permitía cantar melodías con una intensidad muy fuerte, lo mismo en los registros mas graves, que en los más agudos, es decir, no se debilitaba la fortaleza de la voz transitando melódicamente por las notas bajas. Una intensidad pareja en toda la extensión".
La manera en que Benny dirigía y armaba las orquestaciones de su Banda Gigante, su querida "tribu", es algo asombroso. El director de la Aragón, Rafael Lay quedo estupefacto con la manera en que el Benny buscaba los acordes deseados a puro oído. "porque dictar un giro melódico es fácil, pero una orquestación sin saber música...!Eso es algo increíble!"

Uno de sus músicos, Leonardo Acosta lo describe el fenómeno de esta manera: Los arreglos eran de Eduardo Cabrera, Peruchín Justiz y Generoso Jiménez, aunque sin dudas tenían el sello de las ideas del Benny. No recuerdo un solo arreglo que no haya sonado. Exclamaba "!Ahí mismo mulato!". La música cubana requiere un oído especial, hay distintas claves, y montones de síncopas y contratiempos. Hacia que la banda acelerara o retardara el ritmo como sólo he visto hacerlo a los tambores batá, y los matices del disminuendo o el crescendo los hacía a su manera. "que se oíga, pero que no se oiga". O cuando disparaba aquella famosa expresión "! A gozaaa..."

Ciertamente Benny no era un músico de academia, pero tenía una escuela, la escuela de la calle, el oficio de muchos años, desde niño, tocando en donde sonaran cuatro latas. Eso permite hablar de un proceso formativo que comienza en las actividades del Casino de los Congos en Santa Isabel de las Lajas, hasta llegar al conjunto de Los Matamoros. La experiencia en México con varias orquestas jazz band, especialmente de Pérez Prado. Todo ello unido a dotes especiales de genio que es un don casual en la vida de los artistas.

La trayectoria de Benny, la saga del artista es bien dramática, tuvo que pasar por todo tipo de oficios hasta que decidió jugársela al todo por el todo en la gran ciudad de La Habana. Su primo y colega músical - que después cantó en la Banda Gigante-, Enrique Benítez me declaró que en 1944 se retira para hacer la zafra en Vertientes. "Benny me dijo: "Yo me quedo, o me salvo o me hundo". Al poco tiempo, Benítez, con mucha alegría y sorpresa, lo escuchó por la emisora Mil Diez".

Benny le aseguraba a su madre que "aunque tu creas que no, voy a tener una orquesta y voy a ganar dinero bastante para ayudarte. Me voy con esta guitarra que es la que me va a dar todo". Tiempo después le contaba al cronista Don Galaor: "Nada superaba la emoción de estar en la gran Habana. Para los guajiros como yo, La Habana era algo mágico y sobrenatural, la meca de la música. Es cierto que la pasaba muy mal. Había noches que me acostaba con más hambre que sueño, pero estaba donde quería estar. Yo vine a conquistar La Habana y no me daba por vencido. Había que verme. Yo tenía fe en mi voz y mis canciones. Me eché una guitarra bajo el brazo y me lance a la calle a limpiar zapatos y trovar mis canciones a los turistas. Estaba tumbao y tenia que defenderme. No me avergüenzo, porque no me daba por vencido. Quería cantar en La Habana. Triunfar en mi tierra, no pensaba más que triunfar en Cuba".

Para regalar algunas perlas de Benny a continuación ofrezco algunas de sus costumbres y secretos: Lino Betancourt expresa que al cantor le gustaba hacer cuentos de viejos negros esclavos africanos, con mucha gracia y lo hacia sentado como los guajiros, en cuchilla. Sus hermanos Delfín y Teodoro conocían que Benny gustaba comer platos criollos: rabo encendido con mucho picante; jutías asadas con caña de azúcar; tasajo, cerdo y bacalao con arroz y ñame. Preparaba una rara comida lucumí: yuca con harina de Castilla, grasa y bolas de maní. A la actriz Odalys Fuentes le mostró la receta de tomar huevos pasados por agua, con mucho ajo, sal y aceite, para resistir estomacálmente las bebidas. No era amante de la cerveza, sino del ron Peralta y Matusalén. Visitaba el restaurante chino El Pacífico para comer arroz frito -invento de chinos en Cuba-, a la manera cantonesa. Practicaba la pesca con red y jamo, mientras tomaba mucho café. Le encantaba el béisbol. No era amante de las etiquetas, andaba en mangas de camisa y muchas veces se acostaba sin camisa en el suelo, para refrescar del calor -costumbre guajira-, desde allí dictaba a veces sus arreglos a sus orquestadores. El cantante Kino Morán asegura que no era mujeriego, que más bien vivia concentrado en su música".

Esta es la saga de Benny, una historia que no cabe en ningún libro, el lajero fue humano, sencillo como una flauta llena de música. El musicólogo Leo Brouwer, planteó: "Benny hizo lo que sintió y no lo que le convenía. Pero fue fiel a su público, a su orquesta y a su voz, que ya es bastante para aquellos tiempos difíciles. Fue un acto de amor a quien amor daba".

Benny en los finales expresó: "Yo vivo con el saludo y el reconocimiento de mi gente".


Estatua de bronce del Beny en Cienfuegos


Benny Moré, Kubas größter Sänger


Alle Länder haben ihre Künstler die symbolhaft für ihr Heimatland stehen. Argentinien hat seinen Carlos Gardel, Mexiko seinen Agustin Lara, Spanien Lola Flores. Die USA haben Frank Sinatra und Elvis Presley, Frankreich Maurice Chevalier, Edith Piaf und Charles Aznavour. Für Kuba ist dies Benny Moré, der größte populäre Künstler aller Zeiten.

Santa Isabel de las Lajas, Provinz las Villas, 24. August 1919 – Havanna, 19. Februar 1963

Benny Moré wird, laut Helio Orovio, einstimmig als der genialste Künstler angesehen, den unsere populäre Musik hervorgebracht hat. Er ist der King, der „Barbaro del Ritmo“, Symbol, Inbegriff und Höhepunkt der kubanischen Musik.

Das Resümee aus fünf Jahrhunderten karibischer Musik, niemand der ihn sah blieb unbewegt.
Er erfüllte alle und steckte jeden an mit einer Musik voller Athmosphäre, Ambiente, allseitiger Ekstase und Raserei. Er steht für das begeisternste Kapitel der karibischen Musikkultur. Er verschmolz das Vergängliche mit dem Ewigen, das Volkstümliche mit der Klassik, alles meisterhaft. Keiner ist ihm ebenbürtig, vergleichbar ist er nur mit ihm selbst. Mit erstaunlicher Bescheidenheit bringt er dem Publikum eine klangliche Darbietung so komplex und dabei traditionell dass sie es ist sind an den besten Musikhochschulen studiert zu werden.

Benny verkörpert und symbolisiert die traditionelle Trova, den Guateque Campesino mit seinen Wechselgesängen, die Folklore, die Serenade, die Jamsessions, die Bohème, die Bar, das Café, die Jukebox, das Theater, den Club, das Kabarett, die Show, den Charme des kreolischen Ambiente, ein wahrhaftiges Sinnbild der kubanischen Musik.

Er vereinte alle Facetten in sich: Gesang, Komposition, Arrangements und die Leitung eines Orchesters – auf seine Weise. Er sang alle Arten kubanischer Rhythmen, sagte bloss: „Wähle Du, ich singe es“ Für den Musikwissenschaftler José Loyola Fernandez hat Benny eine der schönsten und aussergewöhnlichsten Stimmen des populären Gesangs. „ Er besass eine Stimmlage, einen Stimmenumfang über mehrere Oktaven – vom Standpunkt des Gesangs aus gesehen – denn er erreichte die höchsten Töne des Tenors genauso wie die tiefen des Barritons. Ihn charakterisierte eine Stimmgewalt in allen Tonlagen die es ihm ermöglichte Melodien mit grosser Intensität zu singen, von den höchsten bis zu den tiefsten Tönen ohne an Kraft zu verlieren. Eine Ausgewogenheit über alle Tonlagen.
Die Art in der Benny sein Orchester, die Banda Gigante, seine „Horde“, dirigierte und zusammenstellte ist etwas eigenartig. Der Leiter des Orchester Aragon, Rafael Lay, war sprachlos als er sah wie Benny die gewünschten Akkorde nur nach Gehör herausfand.
„Eine Melodie zu diktieren ist einfach, aber ein ganze Orchesterpartitur ohne Noten lesen zu können … ist unglaublich!“

Einer seiner Musiker, Leonardo Acosta, beschreibt das Phänomen folgendermassen: die Arrangements kamen von Eduardo Cabrera, Peruchin Justiz und Generoso Jimenez, auch wenn sie zweifellos die Handschrift Bennys trugen. Ich erinnere mich an kein einziges Arrangement das nicht gut geklungen hätte. Er rief: „genau so, Mulato, das ist es!“
Die kubanische Musik setzt ein bestimmtes Gehör voraus, es gibt verschieden Claves, Taktgebungen, und jede Menge Synkopen und Gegenrhythmen. Er liess die Band beschleunigen oder verzögert spielen wie ich es nur von den Batá Trommeln kannte und die Nuancierung des An- und Abschwellens dirigierte er auf ganz eigene Weise „damit man es hört und eben nicht hört“ oder wenn er sein berühmtes „a gozaaa …!“ ausstiess.

Gewiss war Benny kein „akademischer“ Musiker, doch sehr wohl ein geschulter, seine Schule war die Strasse, die Praxis vieler Jahre, von Kindesbeinen an spielte er wo auch immer nur vier Bleche erklangen.. Dies erlaubt es von einem Lehrprozess zu sprechen der seinen Anfang bei den Aufführungen des Casino de los Congos in Santa Isabel de las Lajas nahm und bis zum Conjunto Matamoros führt. Den Erfahrungen in Mexiko mit diversen Orchestern in der sogenannten „Jazz Band“ Besetzung, besonders dem von Perez Prado. All dies dank der besonderen Gaben eines Genies, einem Zufallsgut im Leben eines Künstlers.

Der Werdegang Bennys, seine Künstlerhistorie ist recht dramatisch, er musste alle möglichen Arbeiten annehmen bis er alles auf eine Karte setzte in der grossen Stadt Havanna. Sein Cousin und Musikerkollege Enrique Benitez, später Sänger bei der Banda Gigante, erklärte mir, dass er sich 1944 zurückzog um bei der Zuckerrohrernte von Vertientes zu arbeiten. „Benny sagte zu mir, ich bleibe, entweder wird es meine Rettung oder mein Untergang sein.“
Kurze Zeit später hörte Benitez ihn zu seiner grossen Freude und Überraschung im Radioprogramm des Senders Mil Diez.

Benny versicherte seiner Mutter: „auch wenn Du es nicht glaubst, ich werde ein Orchester haben und werde viel Geld verdienen um Dich zu unterstützen. Ich geh mit meiner Gitarre, sie wird mir alles geben.“
Jahre später erzählt er dem Chronisten Don Galaor: „Nichts kam dem Gefühl gleich in Havanna zu sein. Für einen Guajiro* wie mich war Havanna etwas Magisches, Übernatürliches, das Mekka der Musik. Es stimmt, dass es mir sehr schlecht erging. Es gab Nächte in denen ich weit hungriger als müde schlafen ging, aber ich war dort wo ich sein wollte. Ich war gekommen um Havanna zu erobern und gab mich nicht geschlagen. Man musste mich sehen. Ich glaubte an meine Stimme und an meine Lieder. Ich klemmte mir die Gitarre unter den Arm und ging los, Schuhe putzen in den Strassen und meine Lieder den Touristen vortragen. Ich war ganz unten und musste mich durchschlagen. Ich schäme mich nicht, denn ich gab nicht auf. In meiner Heimat Erfolg erlangen, ich dachte an nichts Anderes als in Kuba zu triumphieren.“

Um ein wenig aus Bennys Schatzkästlein zu plaudern, hier einige seiner Angewohnheiten und
Geheimnisse: Lino Betancourt berichtet, dass der Sänger gerne Geschichten alter schwarzer afrikanischer Sklaven zum Besten gab, mit viel Witz und in typischer Guajiro Manier auf dem Boden hockend. Seine Geschwister Delfin und Teodoro wissen, dass Benny gern kreolische Gerichte aß: Rabo encendido, ein Ochsenschwanzgericht, scharf gewürzt, Jutias
( ein nachtaktives Nagetier ) mit Zuckerrohr gegrillt, Eintopf, Schwein und Stockfisch mit Reis und Jams. Er bereitete ein eigenartiges Lucumi ( afrikan. Ritus ) Essen zu, Yuca mit feinem Mehl, Fett und Erdnussbällchen. Der Schauspielerin Odalys Fuentes zeigte er ein Rezept aus in Wasser verrührten Eiern mit viel Knoblauch, Salz und Öl dass den Magen vor den harten Getränken schützen soll. Er war kein Freund von Bier, aber von Peralta- und Metusalem-Rum, ging gern ins China Restaurant El Pacifico um gebratenen Reis auf Kantonart zu essen – eine Erfindung der Chinesen in Kuba, ging fischen mit Netz und Angel und trank viel Kaffee dabei. Er begeisterte sich für Baseball, hielt nicht viel von Etikette, lief hemdsärmelig herum und oft legte er sich ohne Hemd auf den Fussboden um sich von der Hitze zu erfrischen – Guajiro Angewohnheit – und diktierte von dort aus seine Arrangements an das Orchester. Der Sänger Kino Morán versichert, er sei kein Weiberheld gewesen, er lebte vielmehr konzentriert auf seine Musik.

Dies ist die Sage von Benny, eine Geschichte die in keinem Buch Platz findet, der Lajerianer war menschlich, schlicht wie eine Flöte voller Musik. Der Musikwissenschaftler Leo Brouwer meinte: „Benny tat was er fühlte, nicht das, was ihm genützt hätte. Doch er war seinem Publikum, seinem Orchester und seiner Stimme treu, was Einiges bedeutet in jenen schwierigen Zeiten. Es war ein Akt der Liebe an jeden, der Liebe gab.“
Benny sagte am Ende: „ich lebe mit dem Gruß und der Anerkennung meiner Leute.“


Bronzestatue von Benny in Cienfuegos

* Guajiro – umgangssprachlich für die Landbevölkerung Kubas