Ray Barretto (Moods - Zürich, 11.05.2004)

Día Nacional de la Salsa en Puerto Rico



Identidad Boricua
Antes de que emergiera este fenómeno musical comercial, los géneros afroantillanos en especial los afrocubanos hacían las delicias en los grandes salones de baile de la Gran Manzana, hago referencia al: Son, Bolero, Montuno, Cha cha chá, Mambo, Guaracha, Guajira y la última creación de la Pachanga. Y fue tan sólo a comienzos de los años 70s que el Movimiento de la Salsa irrumpió en la Isla del Encanto (PR) en la que dominaba la Bomba y la Plena de Rafael Cortijo y su Combo, Ismael Rivera- El Sonero Mayor, Lito Peña y su Orquesta Panamericana, César Concepción con su maravillosa Banda y muchos otros.

El desembarque del Movimiento Salsero sobre las costas puertorriqueñas significó el regreso de los hijos pródigos a su isla natal para mostrarse con orgullo ante su pueblo. De tiempo atrás con la migración de los 40s y los 50s los talentosos músicos puertorriqueños viajaron a las tierras del Tío Sam para ampliar sus horizontes y en busca de mejores oportunidades.
Esta diáspora boricua que en su momento llegó a ser la mayor colonia de los barrios latinos en Nueva York, plantó bandera en sus calles, regó sus costumbres por las aceras y hasta combatió a palo y a puño limpio cuando fue necesario defender y preservar sus valores.

Si se cumple el proverbio de que la voz del pueblo es la voz de Dios, el Senado de Puerto Rico ante una realidad nacional y mundial no tuvo otra alternativa que ratificar a través de la Ley 100 del 17 de Junio del 2000 la conmemoración de actividades músico-culturales bajo el rótulo de Día Nacional de la Salsa Puertorriqueña a cumplirse el tercer domingo de marzo de todos los años.

Este domingo 19 de marzo de 2006 no fue la excepción, pretextos sobraron para llenar las tribunas del Estadio Roberto Clemente Walker de Carolina. En esta oportunidad el público aplaudió frenéticamente a los soneros y bandas en tarima. Los aplausos llegaron hasta el cielo para rendirle homenaje al teclista Charlie Palmieri, al inolvidable Tito Rodríguez, al sabor boricua de la dinastía de los Hermanos Lebrón y al recientemente desaparecido Manos Duras, el conguero Ray Barretto.

Se presentaron orquestas y artistas: Charlie Palmieri; Orquesta Costa Brava, grupo N´Klabe; Hermanos Lebrón: Pablo, Ángel, José, Frankie y Carlos que fueron tributados con sendas placas recordatorias de la mano de los organizadores Félix Bonnet de la Estación SBS y Néstor Galán- El Buho Loco de la Radio Z-93. Además: Víctor Manuel sacó su As de bajo la manga y del repertorio de Eddie Palmieri que lo acompañó en el escenario soltó su cañón de voz para lucir en Oye lo que te conviene. El gran cantante aprovechó la ocación para promocionar su nuevo trabajo discográfico Decisión Unánime que circulará a partir del próximo mes de mayo. También sobresalieron Gilberto Santa Rosa, el bailarín Tito Ortos y sus pupilos y el broche de oro a la noche lo ajustaron los amigos de Ray Barretto: Papo Lucas y Ricardo Ray en el teclado, Bobby Valentín en el bajo, Roberto Roena en los bongoes, Paoli Mejías y Eddie Montalvo en las congas, Ralph Irizarry en los timbales, con las voces de Allen, De la Paz, Feliciano y Domingo Quiñónez, respaldados por una excelente fila de vientos cerraron el banquete musical por lo alto con el inmortal arreglo "¡Que Viva la Música!".


Nationalfeiertag des Salsa in Puerto Rico




Puertoricanische Identität
Vor dem Entstehen des kommerziellen musikalischen Phänomens Salsa entzückten die afroantillischen, speziell die afrokubanischen Genres die Tanzsäle des Big Apple: Son, Bolero, Montuno, Cha cha chá, Mambo, Guaracha, Guajira und die letzte Version des Pachanga. Und es war in den frühen 70ern als die Salsa-Bewegung in Puerto Rico einbrach, wo der Bomba und Plena von Rafael Cortijo y su Combo, Ismael Rivera- El Sonero Mayor, Lito Peña y su Orquesta Panamericana, César Concepción mit seiner wunderbaren Band und vielen mehr dominierte.

Das Anlegen des Movimiento Salsero an den Küsten Puerto Ricos bedeutet die Rückkehr der verlorenen Söhne auf ihre Heimatinsel, um sich voller Stolz ihrem Volk zu zeigen. Mit der Migration in den 40er und 50er Jahren reisten viele Talente in das Land Uncle Sams, um ihren Horizont zu erweitern oder auf der Suche nach besseren Möglichkeiten. Diese Diaspora führte zur grössten Kolonie innerhalb des Barrio Latino New Yorks, hisste die Flagge in den Strassen, übte seine Gebräuche aus und verteidigte nötigen Falls ihre Werte mit den Fäusten.

Falls der Ausdruck "Voz del pueblo es la voz de Dios" (die Stimme des Volkes ist die Stimme Gottes) Gültigkeit haben sollte, hatte der Senat Puerto Ricos gar keine andere Wahl als mittels dem Gesetz 100 del 17 de Junio del 2000 den Día Nacional de la Salsa Puertorriqueña zu schaffen, der am dritten März-Sonntag eines jeden Jahres stattfindet, um den musik-kulturellen Aktivitäten zu gedenken.

Auch der 19. März war da keine Ausnahme und Gründe gab es genug, um die Tribünen des Estadio Roberto Clemente Walker de Carolina zu füllen. Bei dieser Gelegenheit applaudierte das Publikum frenetisch den Soneros und Bands auf der Bühne. Der Applaus stieg als Hommage des Pianisten Charlie Palmieri, des unvergesslichen Tito Rodríguez, der Hermanos Lebrón und des kürzlich verschiedenen Manos Duras, dem Conguero Ray Barretto zu Himmel.

Charlie Palmieri; Orquesta Costa Brava, die Band N´Klabe; die Hermanos Lebrón: Pablo, Ángel, José, Frankie und Carlos wurden mit Gedenktafeln aus den Händen der Organisatoren Félix Bonnet der Radiostation SBS und Néstor Galán, dem Buho Loco des Radio Z-93 gewürdigt. Des Weiteren zog Víctor Manuel ein As aus dem Ärmel und sang mit Eddie Palmieri 'Oye lo que te conviene'. Der grosse Sänger liess die Gelegenheit nicht aus, seine neue Platte Decisión Unánime, welche ab Mai erhältlich sein wird, werbend zu erwähnen.

Hervorragend waren auch Gilberto Santa Rosa, der Tänzer Tito Ortos mit seinen Schülern. Die Krönung des Abends waren Freunde Ray Barrettos: Papo Lucas und Ricardo Ray (Piano), Bobby Valentín (Bass), Roberto Roena (Bongos), Paoli Mejías und Eddie Montalvo (Congas), Ralph Irizarry (Timbales), mit den Stimmen von Allen, De la Paz, Feliciano und Domingo Quiñónez, verstärkt durch exzellente Blazer schlossen das musikalische Bankett mit dem unsterblichen "¡Que Viva la Música!".