Manolín es el rey de la salsa cubana, según el propio Juan Formell, director de Los Van Van, el máximo artífice de los estribillos, de los coros en los montunos; tiene ese don maravillloso que domina la música bailable.
Ha sido el músico que más de treinta hit colocó en la radio, a partir de 1994, cuando se inició en el más grande Boom de la música de Cuba. Ni siquiera Benny Moré logró esa hazaña en la década de 1950. Manolín fue el músico que más llenó en los salones y stadium de su país, el de más altos cover, a las tres de la madrugada todavía se hacían filas (colas), para verlo cantar en La Cecilia, en el Palacio de la salsa, el Aché, en el Capri.
Cuando se presentaba, todas las demás agrupaciones musicales cesaban de trabajar, Manolín se lo llevaba todo. Lo vi -en las giras en que lo acompañé en el Oriente del país, en Santiago de Cuba, en el Stadium, cien mil personas paradas, durante dos horas , sin apenas audio (20 kilos) que es como un radio de pilas, poner a los asistentes a corear sus canciones y estribillos, para que, a su vez, el gran público siguieran cantando en toda la velada, algo inédito en la música.
En Cuba quedan esos coros que, hasta en las telenovelas de turno se utilizan: ¡Hay que estar arriba de la bola!/ Eso no es ná´, prepárate pa´lo que viene/ Pelo suerto y carretera/ A la batalla/ Yo quiero hacer una llamada/ a pagar allá/Que lindo, la niña estudia medicina/Te conozco mascarita, yo te conozco de atrás/ ¡A que me mantengo!/ Somos lo que hay, lo que se escucha en todos lados/ lo que se vende como pan caliente, lo que prefiere y pide la gente, somos lo máximo/ Averigua, pregunta en La Habana, pregunta en Los Pocitos- en la Jata, en Miramar, quién es el rey/ Unos dicen que somos la guerra, otros dicen que somos la paz, ay mami dime lo que piensas tu, y no te lleves por las malas lenguas/.
Como observamos, son estribillos muy pegajozos y transpaentes, letras sugerentes, frases callejeras, coros bien trabajados; pero, sobre todo ingeniosos, y ahí está el secreto de los creadores, en el ingenio, lo demás es artesanía, lo importante es lo que la mente genere extraído del genio popular y colectivo.
Manolín siguió la ruta de NG La Banda, pero magnificó las canciones y los estribillos, incluso -eso lo reconoció José Luis Cortés- aportó en la música de su orquesta, en la manera de sonar los metales del terror, en las voces, y, sobre todo (algo importantísimo) en la atmósfera, en ese clima emocional de ambiente, de euforia colectiva, a la manera en que se hacía en la Grecia antigua con los coros de Anatolia y sus bacantes. Esa es la salsa caliente (heavy) dura, macho, potente., de guapería callejera, distinta a la refinada de los latinos de New York.
Manolín estudió medicina en Cuba, su familia es musical, la madre Fefita es la "guarachera del Guaso", todavía se presenta en el programa de la TV Palmas y Cañas. Pero, Manolín había pasado por la Escuela Nacional de Instructores de Arte, tenía un artista en su alma. Dominaba a la perfección el mundo de la música bailable, era un verdadero farandulero -y a mucha honra-. "Cuando escuché a NG La Banda, ahí se acabaron los estudios, se acabó la medicina, tiré los libros y me dije: "Esta es la nueva música de mi tiempo", empecé a seguir a NG La Banda, le ofrecí un numerito y me lo grabaron: Vuela paloma sin nido. El propio José Luis Cortés me apoyó, me lo dio todo. Un día me dijo: "Ya estás listo para hacer tu propia banda". Y me fui metiendo. En una bicicleta fui a buscar un piano eléctrico, para presentarme en el programa de la TV Contacto. Me fui introduciendo en el Palacio de la Salsa y ahí fue cocinando el Boom".
El primer hit de Manolín fue aquel estribillo que decía: "Y se te ve en la carita, que tu eres una loquita". (Una aventura loca). Nadie pudo predecir hasta dónde llegaría Manolín, ni siquiera su propia familia.
"Yo fui uno de los que más hizo para que Manolín se conviertiera en lo que es hoy, un músico famoso y respetado...Y lleva años , cuando la gente pensaba que duraba seis meses. Incluso ha conquistado el extranjero, increíble". (José Luis Cortés)
Pero cuando yo lo entrevisté por primera vez en el Hotel Riviera, después de una presentación en la piscina, conversamos en la cafetería, mientras comíamos pizzas italianas. Y me di cuenta de que me encontraba con un tipo genial, que sabía en lo que andaba, que podía -como médico al fin- calar en el alma humana. A partir de entonces lo seguí a todas partes y me enrolé en sus giras por el país, y es por eso que soy testigo de este fenómeno que nunca más hemos visto igual.
"Para mí, Manolín es un compositor de pegada, y sobre todo un hombre con tremendo ángel, algo que es imprescindible para que se establezca la magia de la comunicación. Manolín llegó para quedarse" (Juan Formell).
En la actualidad Manolín sigue cantando y gustando en Europa, realiza unas tres visitas al año, sigue componiendo baladas y salsa bonita. Su último hit trata de una muchacha extraña que va a París, hace historias en Italia, fue a la torre de Piza y ve a la Mona Lisa, se fue con mucha prisa y no ha vuelto más. El estribillo dice: "Todo está bien, como no. Pero me falta La Habana, y a La Habana le falto yo".
Me recuerda aquel estribillo que dice: "Y mira que la paso bien en Italia- y mira que la paso bien en París- Pero La Habana mi hermano no tiene comparación".
Este es Manolín, un cubanazo de verdad!
Zürich, Cubanito
Viernes 23.03.07, 22h