El disco Mi tierra, de la autoría de Gloria Estefan y producido por su esposo, Emilio Estefan (Sony, 1993), cumple diez años de editado.
La salida del CD marcó una nueva etapa en la difusión de la música cubana a nivel mundial, al tiempo que modernizó el concepto de lo latino dentro del mercado norteamericano. Por primera vez, una placa cantada enteramente en español alcanzaba el éxito dentro y fuera de los Estados Unidos, como si de la producción de cualquier estrella pop norteamericana se tratara.
Mi tierra cambió el eje de poder de la música cubana, que hasta ese momento había tenido hegemonía en Nueva York, con la presencia de Mario Bauzá desde los años cuarenta. Bauzá muere precisamente en 1993, por lo que devino ángel de la guardia de un disco que reivindica como ningún otro los ritmos criollos más auténticos, lejos de la parodia triste en que se convirtió la salsa tras una época de esplendor.
"La tierra te duele, la tierra te da
en medio del alma, cuando tú no estás.
La tierra te empuja, de raíz y cal
la tierra suspira si no te ve más".
Estos versos, entre otros que aparecen en la canción que da título al disco, representaban una esperanza para el futuro de miles de cubanos llegados a Miami, en sucesivas oleadas, desde los ochenta. Los temas de Mi tierra jamás han figurado en la programación de la radio y la televisión de la Isla, pero en esos años no hubo en La Habana una fiesta particular donde no se cantaran a todo pulmón las piezas del CD. A pesar de que desde 1993 se dejaron de esconder los dólares —llegados, curiosamente, desde la capital del exilio—, debido a que el Gobierno legalizó su tenencia, la música de la Estefan todavía permanece underground.
España también se estremeció con Mi tierra, que ganó en 1993 cuatro premios Onda, sin olvidar que el 11 de noviembre de ese mismo año el diario El País amanecía con el titular "Gloria Estefan es la artista que más discos ha vendido este año en España".
Si en 1992 la Estefan daba un repaso a su carrera con la publicación de su primer Grandes éxitos, un año después decidía arriesgarse y cantarle a su gente. Para ello se arropó con los mejores músicos aún activos fuera de Cuba. En primer lugar, Israel López Cachao, quien a pesar de grabar discos memorables no había tenido éxito comercial en casi treinta años de estancia en Estados Unidos. Su participación en el proyecto, y el espaldarazo de Andy García después, le abrieron un camino en el que se ha reencontrado, en fecha reciente, con Bebo Valdés y otras figuras. Quizá tanta importancia como Cachao —por la base sonora y los notables tumbaos que logran empastar en el disco— tenga el pianista cubano Paquito Hechavarría, junto al gran fichaje de Juanito Márquez para los arreglos (hizo diez de doce temas), la autoría de algunos temas y la concepción general del disco.
Márquez aportó equilibrio y mesura a la hora de tratar los temas montunos y, sobre todo, los boleros, que lograron un clímax difícilmente alcanzable al introducirse los violines de la Orquesta Sinfónica de Londres. La concepción de los arreglos es de tener muy en cuenta: en esos años se diseñó una nueva forma de arreglar las canciones gracias a que tomaba cuerpo conceptual el método de grabar y mezclar digitalmente. Aunque los aportes de Arturo Sandoval, Tito Puente y Paquito D'Rivera convergen sólo en el último tema, también son célebres sus intercaladas improvisaciones.
Ante Gloria Estefan se abrió una nueva avenida. Hasta ese momento, en mayor medida, debía sus hits a canciones en inglés. A partir de Mi tierra comenzó a alternar discos en ambos idiomas, un suceso que amplió el concepto de espectáculo latino en el panorama internacional. Los frutos sembrados por ella (cantar en inglés y español en un mismo escenario) son recogidos hoy por Shakira y Jennifer López, Jon Secada y Marc Anthony. La Estefan ha superado el tiempo de prueba, lo cual es evidente cuando se escucha detenidamente el disco.
La mejor crítica de la música latinoamericana no podía pasar por alto el impacto de Mi tierra, y en El libro del bolero (2001), del musicólogo Tony Évora, puede leerse: "Gloria, cuyo apellido de soltera es Fajardo, es un refrescante producto de esa novedad social (...) no hay dudas de que su voz, dúctil y algo susurrante, se alinea en una larga tradición de la que formaron parte Eva Garza y Virginia López, aunque con una dicción excelente. Esto la ha convertido en una modalidad necesaria y espléndida, cantando un bolero refinado, casi espontáneo, pero firmemente arraigado en los cánones del género". Sin la llegada de la Estefan al bolero, las carreras de Francisco Céspedes, Luis Miguel y Alejandro Sanz no hubieran sido las mismas.
Más allá de los premios alcanzados con las 12 canciones originales que conforman Mi tierra, la Estefan demostró que también se podía hacer cultura cubana desde Estados Unidos. Desde Miami propiamente. La artista ha contribuido a darle a esta última ciudad una identidad que antes no tenía.
Cuando se le vio salir en el recital Divas, en Nueva York, y el público se paró en ovación cerrada, sin sentarse durante toda su actuación, muchos recordaron la máxima del cartel visto por Albita Rodríguez en plena carretera de Miami: "Si no fuera cubano, pagaría por serlo".
[por ARSENIO RODRÍGUEZ, Barcelona]