Los Reyes de la Salsa, producido por la editora José Martí, se presenta en la Feria Internacional del Libro, el 18 de febrero 2012 en La Habana. El libro contiene la historia de la música bailable de Cuba y de América; abarca desde Miguel Matamoros a Benny Moré, de Los Van Van, a NG la Banda, de Rubén Blades a Marc Anthony. Cuenta, además, con una serie de crónicas dedicada a los salones de baile popular y varios artículos conceptuales relacionados con los temas más candentes de la música bailable y del fenómeno contemporáneo de la llamada salsa latina o salsa de Nueva York.
Es el séptimo libro de Rafael Lam, cronista de la música cubana, anteriormente publicó Polvo de Estrellas (cantantes cubanos) y ahora espera su salida Los Reyes de la Música Cubana y Crónicas de la música cubana.
El libro da inicio con un artículo completo dedicado a los Cien Años de la Música Cubana, cuatro capítulos relacionados con el concepto de la música bailable cubana, donde se habla de la música de fundación, presentando a Cuba es el centro del trópico musical del Caribe. Aparecen muchas opiniones de los especialistas de la música, salseros, instrumentistas, directores de bandas y un poema especial de Olga Navarro titulado: Mi salsa o nuestra música cubana.
Los Reyes de la Salsa agrupa varios capítulos a los diversos formatos: septetos (El Habanero, El Nacional de Ignacio Piñeiro), charangas (Arcaño, Cachao, Melodías del 40, Neno González, Fajardo y sus Estrellas, Aragón, Sensación), conjuntos (Arsenio, La Sonora Matancera, El casino, Jóvenes del Cayo, Senén Suárez, Rumbavana), jazz bands (Benny Moré, Hermanos castro, Riverside, Cosmopolita, Casino de la Playa).
El Boom de la salsa de la década de 1990 incluye a Revé, Los Van Van, Irakere, Adalberto Álvarez, Dan Den, NG La Banda, Charanga habanera, Isaac Delgado, Manolín, Original de Manzanillo, Cándido Fabré, Manolito Simonet, Bamboleo, Yumurí, Arnaldo, Pupy, Maraca.
Se habilitan algunos capítulos especiales dedicados a los programas de radio y televisión, dedicados a la salsa. A los salones bailables: La Tropical, El Mambí, El Palacio de la salsa, El Palladium. Otros espacios son reservados a Los reyes de la percusión: Chano Pozo, Tata Güines, Changuito, Eduardo Córdova.
De la salsa internacional cuenta con las estrellas internacionales como: Oscar D´León, Rubén Blades, Marc Anthony, La India, Héctor Lavoe, Gilberto Santa Rosa, Willie Colón, El Gran Combo, Cheo Feliciano, Andy Montañez, Celia Cruz, Tito Puente, Victor Manuelle, Tito Nieve, José Alberto “El Canario”.
Se habla de la salsa de Puerto Rico, Colombia, Venezuela y Nueva York. De los máximos promotores musicales como Danilo Phidias, Jerry Masucci, Ralp Mercado, Ned Sublette y las disqueras Qbadisc, Magic Music, Caribe Productions.
El libro incluye las explosiones musicales de la década de 1960: la pachanga, el Mozambique de Pello el Afrokán, el pa´cá, el dengue, el pilón.
Es un documento que agrupa a los grandes todos, como un All Stars, un All de la Fama de los que han hecho la música bailable en los pueblos de América.
Algunos de estos trabajos han sido publicados en Granma Internacional, Prensa Latina, Bohemia, Cubarte, Cubasí, Cubahora, Cubanow, Salsa Cubana, Musicalia, Música Cubana, Bembé, Ocio Latino, Número, Salsapower, Salsa.CH, Conga.org, Selecciones de Reader Digest, Vanity Fire.
La música bailable propició a los pueblos de América: la unión, la identidad y la alegría. El baile para los cubanos y latinoamericanos es como un ritual, como una experiencia religiosa.
Para el musicólogo Leonardo Acosta, la música popular bailable ha prevalecido, sin discusión, como la más representativa de lo cubano, de la cubanidad o la idiosincrasia nacional. “Es la música que ha tenido mayor peso que cualquier otra manifestación de esta cultura tanto en la isla como en el exterior”.
Alejo Carpentier escribió que “Cuba y América deben mucho a los músicos populares en lo que se refiere a una afirmación de caracteres propios ante el mundo. Al fin y al cabo es la única fuerza sonora que ha podido equipararse con la del jazz ha sido la música cubana”.
Por su parte el sabio Fernando Ortiz afirmaba que “los cubanos hemos exportado con nuestra música más ensoñaciones y deleites que con el tabaco y más dulzuras y energías que con el azúcar. La música cubana es fuego, sabrosura y humo. Es almíbar, sandunga y alivio como un ron sonoro que se bebe por los oídos, que en el trato iguala a las gentes y en los sentidos dinamiza la vida. No se puede negar la intensa musicalidad del pueblo cubano, que, al igual que los africanos, sacan de la naturaleza”.