Sancti Spíritus celebra todos los años un Festival Nacional de Tríos que se remonta a 1989, cuando comenzaba en La Habana el Boom de la Salsa Cubana.
El XXI Festival fue organizado por el Centro Provincial de la Música y los espectáculos Rafael Gómez Mayea (Teofilito), creador insigne de la ciudad.
A la cita llegaron tríos de cinco ciudades: Ciudad de La Habana (Los Embajadores, Los Indómitos); Villa Clara (Trío Palabras y Trío José Ferrer); Cienfuegos (Los Emperadores); Ciego de Ávila (Trova Tenaz); Guantánamo (Los Amantes); Granma (Los Audaces).
Por la ciudad sede: trece tríos: Miraflores, Colonial, Voces Brillantes, Voces Nuevas, Armonía III, Los tres Soles, Espirituano, Preludio, Entre cuerdas, Los cancioneros, Los príncipes, D´ Roberto, D´ Gómez
Estos tríos convocaron del 25 al 27 de septiembre, a una multitud de seguidores y fueron acompañados con algunos fantasmas llegados de algunas mansiones abandonadas de la vecina ciudad antigua de Trinidad. El evento fue dedicado a las figuras de Rafael Gómez Mayea (Teofilito), Miguel Campanioni, Manolo Gallo, Sigfredo Mora; también al aniversario 60 de la creación del Trió Hermanos Morgado, al 50 de Los Príncipes.
Los sitios donde se efectuaron las presentaciones fueron: Teatro Principal, Casa de la Trova Miguel Campanioni, Casa de las Promociones Musicales, Sede de la UNEAC provincial, Casa del Joven Creador, Boulevard, y otras instituciones.
No podía faltar un Coloquio con una conferencia del musicólogo José Loyola, exposiciones, visitas a Trinidad donde tocaron el Trío Los Embajadores. Revista Musical en el teatro Principal, descargas, serenatas
Dos ciudades se disputan la creación del formato triero (tríos): Santiago de Cuba (Trío Matamoros), el 8 de mayo de 1925, justo el día de cumpleaños de Miguel Matamoros en que se reunieron: Miguel, Rafael Cueto y Siro (Siro con S) Rodríguez.
Sancti Espíritus mantiene la tesis de que el primer trío se constituyó en esa ciudad en 1910 por Miguel Campanioni (guitarrista y compositor de la canción Mujer perjura). Casualmente en 1910 se crea el danzón El bombín de Barreto, donde comienza la fusión del danzón con el son por José Urfé.
Sancti Espíritus es una privilegiada región dueña de envidiable riqueza musical ciudad de estilo colonial, coronado por el puente de Yayabo, donde florecían grandes guayabales, una tradición que fue creando el nombre de las famosas guayaberas espirituanas prenda de vestir típica y emblemática de Cuba. La ciudad está llena de hermosas mujeres inspiradoras, los tríos pululan por las calles y algunos llegan hasta bailar con ese formato musical románticos.
El punto espirituano tiene raíz canaria (andaluza), con su añeja trova, sus trovadores primados, la tradición festiva santiaguera, los cabildos congos y yoruba de Trinidad.
La trova espirituana debe su origen a la influencia que ejercieron los coros de clave, los fandangos, la música de los cabildos africanos y las tandas de bandurria y guitarras que interpretaban guajiros andaluces.
Sancti Spíritus cuenta, además, con las parrandas que se cuentan entre las más animadas del país, en la que compiten carrozas, congas musicales en una fiesta de gran nivel.
Lamentablemente en las actividades musicales, radiales, televisivas, de teatros y cabaret no se toman en cuenta los típicos formatos nacionales, que dieron vida y fama a la nación cubana.
En las presentaciones estaban presentes las influencias trovadorescas, el espíritu de tríos como el de Matamoros, Hermanas Lago, Servando Díaz, Luisito Plá, Taicuba, Guaracheros de Oriente. Y del campo internacional: Los Panchos (1944) con el requinto de Alfredo Gil y las voces de Chucho Navarro, Hernando Avilés y Gil con ese estilo más romántico, de canciones melosas, amable, influidas por la canción norteña del blue y el impresionismo francés (Estilo panchizable).
Es muy gratificante ver el entusiasmo por los tríos en esta ciudad, en una era de electrónica, de ruidos musicales enervantes, de reguetones, nos encontramos con este pueblo donde mantienen a buen resguardo la música acústica (vocal e instrumental), sin altoparlantes, para detener al caminante apresurado. Es como encontrarse con las tradiciones que se resisten a desaparecer, que pugnan por un lugar en el espacio musical.
Ahora que el mundo trata de buscar afanosamente sus raíces, su cultura intangible, sus tradiciones amables y románticas hay que atender estos eventos que son dignos de elogio. Volveremos a Sancti Spíritus, a ver esas mujeres bellas que inspiran a trovadores, dúos y tríos, a esa vida sana sin vicios, sin excesos que tanto preocupan a muchos países. Decimos como el trovador Silvio Rodríguez: “Menos mal que existen”.